lunes, 16 de noviembre de 2009

El Salvador: Memoria Histórica sobre los Movimientos de Lucha Social para la Consecución de la Democracia, la Paz y el Desarrollo Económico y Social.

1. EXPERIENCIAS DE LUCHAS EN AMERICA LATINA
Las luchas sociales en El Salvador


1.1. INTRODUCCION

A diferencia de países de América Latina en donde la importancia organizativa y movilizadora de los pueblos originarios es significativa, en El Salvador no ha sido así. La razón de ello se remonta a la insurrección indígena y campesina de 1932 que derrotada derivo en un feroz embestida reaccionaria que termino con la vida de 30,000 personas en su mayoría pertenecientes a comunidades indígenas, la persecución llevo a desarticular comunidades, al abandono de la tierra, idioma, vestimenta, etc., de los símbolos que les volvían sospechosos.

De ahí que para entender la lucha popular que realiza posteriormente el pueblo salvadoreño es necesario ubicar ese punto de partida y reconocer el nutriente principal de su desarrollo en las clases y sectores explotados y/o excluidos en el proceso de implantación del capitalismo en el país.

1.2. EL DESARROLLO DEL MOVIMIENTO POPULAR

A partir de la segunda mitad del siglo pasado gradualmente empieza a crecer el número de obreros con el modelo de sustitución de importaciones que se impulsa en toda la región dando lugar a la legalización de los sindicatos obreros y a su impulso como maniobra mediatizadora desde el gobierno, mientras simultáneamente se reprime selectivamente el desarrollo de la organización de los trabajadores que busca emerger por sus intereses, sin lograr que esta desaparezca, pero sí afectando su desarrollo. Esto en un contexto predominantemente campesino de un país que ya esta fuertemente articulado al sistema capitalista mundial en su rol agroexportador; el campesinado a esas alturas carece de mecanismos legales para hacer valer formas de organización que reivindiquen sus derechos fuertemente afectados por el despojo de la tierra, el salario y el trato en el trabajo.

La lógica del desarrollo industrial centralizado en la capital combinado con la precariedad de la vida en el campo fue generando migraciones de población rural hacia la ciudad bajo el espejismo de la mejora de las condiciones de vida, desarrollándose crecientes cinturones de pobladores en condiciones de miseria que llevaron al surgimiento de un sector cada ves más numeroso, el de los marginados urbanos.
Estas condiciones difíciles para amplios segmentos de la población no son exclusivos de ellos, los bajos salarios, la falta de seguridad social también afectan a los maestros de educación básica y empleados públicos, y en general el descontento social repercute en la Universidad de El Salvador y en los estudiantes de secundaria y universitarios, la respuesta del régimen militar siempre fue la indiferencia ante los problemas o la represión.

Como en toda Latinoamérica el triunfo de la Revolución Cubana fue un tremendo estímulo para los sectores populares dinamizando los esfuerzos de organización, pero sobre todo estimulando el debate entre las fuerzas progresistas sobre la estrategia y la táctica para arrancar reivindicaciones y conquistas laborales, así también sobre la vía para llegar al poder y llevar adelante los cambios.

En ese período y con poca diferencia en el tiempo se libran en El Salvador luchas importantes desde dos sectores, uno de ellos el de los maestros de educación básica y media, el otro el de los trabajadores de la fábrica Acero S.A., luchas que desatan con fuerza nunca antes vista el fenómeno de la solidaridad de los grupos y organizaciones populares con ellos.

Estos esfuerzos culminaron con victoria para los trabajadores y trabajadoras, a pesar de su costo de varios muertos, heridos, capturados y torturados por haber sido parte de la huelga o haberla apoyado; pero además las principales y mas grandes lecciones que dejaron estos eventos tienen que ver con la reafirmación de la importancia de la organización para conquistar derechos vulnerados, el enorme valor de la solidaridad y de la acción unificada de todos en función de la victoria de uno, el uso de nuevas formas de ejecutar la huelga y de hacer la propaganda, lecciones sobre el papel del gobierno y sus órganos de represión, alrededor del papel de los medios de comunicación, todo lo cual paso a convertirse en insumo importante en la reflexión del liderazgo popular y revolucionario que pronto le aportan bases para la definición teórica de las nuevas formas de organización y lucha.

La ruptura del Mercado Común Centroamericano en 1969 agravo las condiciones económicas del país, la crisis e inviabilidad del desarrollismo industrial vinculado a ese proceso golpeo fuertemente a los sectores populares y ante el incremento previsible del descontento social, se endurece la dictadura militar con evidente incremento de la represión sobre los grupos organizados en el campo y la ciudad, así como también se profundizan los mecanismos de fraude en los ya desacreditados procesos electorales.
En el seno de las fuerzas de izquierda el debate sobre la vía para las transformaciones produce rupturas que dan origen al surgimiento de nuevas organizaciones revolucionarias que logran construir a la luz de la experiencia histórica reciente, planteamientos que le dan viabilidad a la lucha popular.

Así surgen novedosos enfoques organizativos que se dirigen a construir agrupamientos populares donde convergen organizaciones de diferente naturaleza alrededor de una plataforma común de lucha reivindicativa y política que incluye las principales demandas de cada sector: son los frentes de masas. Frentes que agrupan en su seno organizaciones campesinas, obreras, estudiantiles, magisteriales, empleados públicos, pobladores de tugurios, trabajadores de la cultura, grupos cristianos, vendedoras de los mercados.

En El Salvador de los años 70 del siglo anterior las organizaciones revolucionarias se van convirtiendo en articuladores de ese trabajo y dan vida cada una de ellas a un frente popular: Las Fuerzas Populares de Liberación crean el Bloque Popular Revolucionario que llega a ser la mas grande organización de masas, el Ejercito revolucionario del Pueblo construye las Ligas Populares 28 de Febrero, la Resistencia Nacional el Frente de Acción Popular Unificada, el Partido Comunista desarrolla la Unión Democrática Nacionalista y el Partido Revolucionario de los Trabajadores Centroamericanos desarrolla el Movimiento de Liberación Popular

Es común a cada uno de estos frentes la lucha por el derecho a la tierra para los campesinos (reforma agraria), mejoras salariales en el campo y la ciudad, respeto a derechos laborales, derecho a la educación, el cese a la represión etc. Y mas tarde se incluirá la bandera de la libertad a los presos políticos y el respeto a los derechos humanos.

El ascenso de la represión con el propósito de acabar con la resistencia popular solo logro mayor radicalización y la profundización de la organización del pueblo, a finales del año 79 se vuelve evidente que la salida pacifica del conflicto político es inviable. En ese periodo la represión de los dirigentes y bases organizadas en la ciudad y el campo provoca decenas de asesinatos diarios, se producen continuas ocupaciones militares en zonas rurales identificadas como población organizada. En este marco las organizaciones populares responden con el acuerdo de unir sus esfuerzos y se crea la Coordinadora Revolucionaria de Masas –CRM- que agrupa los cinco frentes populares como instancia superior para la conquista de sus demandas, poco mas tarde las organizaciones político militares acuerdan la formación del Frente Farabundo Martì para la liberación Nacional –FMLN-, definiéndose los instrumentos de lucha del pueblo para enfrentar los acontecimientos.

El preludio de la guerra en El Salvador se marca por la represión mas salvaje, centenares de dirigentes y pobladores son capturados, otros cientos son desaparecidos, decenas de sacerdotes incluido el Obispo Oscar Arnulfo Romero, monjas, delegados de la palabra, miles de campesinos y obreros, maestros, profesionales y estudiantes son asesinados; los escuadrones de la muerte operan en el campo y en la ciudad, la consecuencia fue el paso a la clandestinidad de cientos de militantes, y la incorporación de otros tantos a los emergentes frentes de guerra en todo el país; las organizaciones dejan de lado la actividad pública y mantienen un nivel de funcionamiento básico.

1.3. EL PERIODO DE LA GUERRA

El período de 1981 a 1984 es a nivel de las organizaciones populares de resistencia subterránea en la ciudad y de aportar todo el acumulado de organización social rural a la consolidación de las fuerzas militares revolucionarias en sus diferentes componentes: combatientes, logística, inteligencia militar, producción, avituallamiento, propaganda etc.

Es ese poderoso nivel de organización social y de experiencia lo que hace fracasar la estrategia norteamericana de “sacar al pez del agua” a pesar de los costos en vidas y de los costos sociales que significo.

Con el paso a la ofensiva de las fuerzas del FMLN, se plantea en 1984 como elemento fundamental de la estrategia político militar, la recuperación del movimiento de masas. Decenas de cuadros retornan a la ciudad para contribuir a reconstruir el tejido organizativo sindical, barrial, muy pronto a pesar de las condiciones, este trabajo unido a la base campesina organizada en los frentes de guerra y su periferia, junto a una parte del movimiento cooperativista campesino dan lugar al lanzamiento de la Unidad Nacional de los Trabajadores Salvadoreños –UNTS- que pasa a retomar las calles levantando banderas contra la represión, el respeto a los derechos humanos, la libertad de los presos políticos, el salario mínimo en el campo y la ciudad, la solución política al conflicto, en contra de la ayuda militar norteamericana y por la soberanía nacional.
Esas banderas de lucha resumen inquietudes generales del pueblo en la coyuntura concreta y permiten la adhesión y movilización popular ascendente que lleva a derrotar la maniobra gubernamental y norteamericana de construirle base de sustentación social al régimen por medio de lo que llamaron Unión Nacional Obrero Campesina -UNOC- cuyo propósito además era aislar políticamente al FMLN de los sectores populares y mostrar al gobierno a nivel internacional con sólidos apoyos en el pueblo.

El alargamiento de la guerra a pesar de las crisis del ejército salvadoreño que es puesto al borde del colapso más de una vez por el FMLN, es explicable por la continuada y ascendente ayuda militar norteamericana que sirve de flotador militar y político al gobierno. Esto quedo de manifiesto particularmente durante la ofensiva guerrillera del 11 de noviembre de 1989 y del mes de noviembre de 1990. el alargamiento del conflicto es explicable también por la imposibilidad de la derrota del FMLN como resultado de su vigorosa fusión con el pueblo salvadoreño y sus organizaciones populares.
En esas condiciones el escenario de empate militar se va consolidando y se abre paso a la solución política del conflicto con la mediación de la ONU, nuevamente las organizaciones populares en atención a las necesidades fundamentales de la coyuntura hacen centro en la movilización y presión por construir una solución política que no sea la paz de los cementerios, sino una solución que rompa con la dictadura y abra paso a un nuevo país.

Se puede decir finalmente, a este respecto que los acuerdos de paz en su contenido modificaron la fisonomía política de El Salvador abriendo paso a la democratización de la vida política nacional.

1.4. LA ETAPA DE LA POST GUERRA

La paradoja de El salvador de post guerra es la contradicción entre los contenidos democratizadores de los acuerdos de paz y la lógica antidemocrática del modelo neoliberal impulsado desde el gobierno que han llevado al país a avanzar en “las formas democráticas” mientras crece la exclusión social.

En otras palabras hoy tenemos libertad de reunión, de formar partidos políticos, un sistema electoral menos fraudulento, libertad de movilización, existe la Procuraduría de Derechos Humanos, pero crece la pobreza y la exclusión social a niveles nunca vistos.
El movimiento social y popular en los primeros años después de la guerra sufre un reflujo natural luego de décadas de tensionamiento. Por otra parte se plantean nuevos debates sobre el rumbo, la caída de Europa del este obliga a replantearse el horizonte de la lucha en los sectores revolucionarios y progresistas; surge el debate dentro del movimiento popular y del FMLN sobre la autonomía del movimiento respecto al partido.

En 1994 el FMLN resuelve replantear la relación con el movimiento social y popular estableciendo la horizontalidad de las relaciones y el respeto a su autonomía como norma básica. Esto deriva en un fenómeno nuevo, el de la dispersión del movimiento que tiene a la base en algunos casos la búsqueda por las organizaciones de su propio espacio, en otros la neutralización o cooptación de organizaciones por medio de algunas instancias de cooperación internacional y en otros es la consecuencia del vació que deja el ente aglutinador en este caso el FMLN. La dispersión debilita al movimiento y favorece la implementación del modelo neoliberal.

Es hasta mediado de 1997 que se marca una tendencia de recuperación progresiva de la lucha popular que aun sigue siendo dispersa pero expresa continuidad en el accionar. La nueva realidad a permitido el surgimiento de actores como organizaciones ambientalistas, de mujeres, del sector informal, pero además se va produciendo la movilización de grupos que en el pasado fueron base de la derecha y que hoy ahogados por la crisis salen a reivindicar sus derechos como los ex patrulleros o empresarios del transporte público y los agropecuarios, cada uno con sus propias demandas.
Mas adelante empiezan a surgir esfuerzos de reagrupación como el Foro de la Sociedad Civil o la Concertación Laboral con algún nivel de incidencia, manteniéndose la dinámica ascendente aunque limitada de la movilización.

En septiembre del 2002 la huelga de los trabajadores de la salud en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social marca un salto de calidad en la lucha y conduce a una amplia movilización de diferentes sectores en contra de la privatización de la salud, la huelga se convierte en el catalizador del rechazo social al modelo neoliberal y es precisamente por el amplio respaldo del pueblo y la correcta combinación de lucha masiva en las calles y lucha parlamentaria que culmina 9 meses mas tarde en victoria en cuanto a detener la privatización de la salud por este momento.

A estas alturas del proceso nuevos factores aparecen consolidados, la concepción de autonomía tanto en el FMLN como en el movimiento social y popular a madurado y se encamina correctamente en una fluida comunicación y relación que permite compromisos en torno a la lucha por reivindicaciones inmediatas y a la definición de elementos programáticos, a compartir la visión de la construcción de alianzas mas allá de lo popular para aislar a la derecha neoliberal lo cual es fundamental en este momento.

Pero además, orgánicamente en el seno del movimiento popular y social esta surgiendo un nuevo instrumento unificado que cuenta con importante base social de diferentes sectores que es el Bloque Popular Social por la Democracia Real que surge por la necesidad histórica de reagrupar las organizaciones y sus demandas en un solo torrente que supere la acción cuasi espontánea de la reciente jornada de la salud. El Bloque, como popularmente se le denomina a definido su plataforma en cuatro temáticas: La lucha por el salario y el ingreso, la reactivación del sector agropecuario, el rechazo a las privatizaciones y el rechazo al TLC y ALCA, que a su juicio sintetizan las preocupaciones principales en la sociedad salvadoreña de ahora.

Se agrupan en el Bloque sindicatos de salud como STISSS, del sector eléctrico SIES y STESEL, de telecomunicaciones SUTTEL, aeroportuarios SITEAIES, del magisterio ANDES 21 de JUNIO, campesinos como ANTA, organizaciones comunitarias urbanas y rurales MCS, CCC, ACCL, CORDECOM, la Coordinadora del Bajo Lempa, Comunidades de Fe y Vida, de veteranos de guerra como AVEGSAL, Bloque de Las Marías y otras organizaciones cooperativas que dan sustento a un proyecto organizativo que puede convertirse en jalonador de la lucha popular y social de El Salvador alrededor de una estrategia de cambio hacia la democracia con justicia e incluyente.


Fuente: http://www.ecumenico.org/imprimir.php/351


2. Una Revisión del trabajo del movimiento sindical y social en la Guerra Civil de El Salvador (1980-1992)

2.1. Introducción.

En El Salvador el movimiento sindical está íntimamente ligado al movimiento popular. El movimiento popular está formado por trabajadores asalariados vinculados al sector capitalista de la economía, por trabajadores no asalariados, cooperativistas del sector agropecuario, minifundistas, trabajadores del sector público, estudiantes, micro y pequeños empresarios del sector de manufacturas, comercio y servicios, miembros de organizaciones humanitarias y religiosas, habitantes de zonas marginales del rea urbana, etc.

En 1985, la población económicamente activa ocupada se estimó en 660.992 trabajadores. De ese total, trabajaban bajo relaciones salariales de manera permanente o temporalmente únicamente el 48%. Esta situación se refleja en la baja proporción de la población activa ocupada, que se encontraba oficialmente organizada en sindicatos a nivel nacional. El Ministerio de Trabajo registró en 1989 103 sindicatos que afiliaban a un total de 72.769 trabajadores.

Existían tres centrales sindicales: La Confederación General de Sindicatos (CGS) que agrupa a 18 sindicatos pertenecientes a tres federaciones con un total de 32.515 afiliados; la Confederación Unitaria de Trabajadores Salvadoreños (CUTS) a la que pertenecen tres federaciones con 21.416 afiliados, y la Confederación General del Trabajo(CGT) que posee sólo dos sindicatos con un total de 1750 afiliados. Estas tres centrales sindicales agrupan al 75% de los trabajadores afiliados.

Otras agrupaciones eran la Asociación de Sindicatos Independientes de El Salvador que posee la representación de tres sindicatos y de 3.137 afiliados; la Federación de Sindicatos de la Industria de la Construcción, Transportes y Otras Actividades (FESINCONSTRANS) con 13 sindicatos y 2.880 afiliados; la Federación Sindical Revolucionaria (FSR) con cuatro sindicatos y 1.719 afiliados y la Federación de Sindicatos de Trabajadores Salvadoreños (FESTRAS) con tres sindicatos y 1.315 afiliados.

Finalmente, existían 21 sindicatos independientes que, en su conjunto, aglutinan a 8.037 afiliados.

2.2. ANTECEDENTES

Sin embargo, en un país de gobiernos represivos y de marginación social, el movimiento obrero y popular salvadoreño se ha mantenido flexible y vital, con una gran voluntad y una capacidad organizativa excepcional.
El proceso de integración regional del Mercado Común Centroamericano facilitó el desarrollo numérico de la clase obrera en Guatemala y El Salvador. Se intentó aprovechar este proceso para crear formas organizativas unitarias. En octubre de 1965, se crea la Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (FUSS), que adopta la iniciativa de crear una Central única para los trabajadores y se acelera el movimiento reivindicativo de los trabajadores. En octubre de 1966, se consigue la jornada de 8 horas. La huelga general de 1967 marca el momento de máxima influencia social del movimiento sindical de oposición. Entre 1957-58 y 1967, son los trabajadores urbanos quienes encabezan la protesta y la oposición social al sistema. A partir de ese momento, y sobre todo con la ruptura del MCCA en 1969, el movimiento sindical decae, al menos hasta 1975. En el periodo intermedio, la acción reivindicativa más importante fue la protagonizada por los maestros. Los maestros comienzan un periodo reivindicativo en junio de 1967, que da lugar al nacimiento de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 de junio) y convierte a este sector en el principal bastión de la oposición al régimen imperante. En los primeros meses de 1968 los maestros inician una huelga que dura 56 días. En El Salvador el tener unos estudios representa un gran privilegio, por ello los maestros son uno de los sectores más estructurados e influyentes de la sociedad salvadoreña, y están sometidos a un férreo control del gobierno. Los maestros, con estas huelgas consiguieron un gran éxito, casi obtuvieron todos sus objetivos, y a partir de ese momento se convirtieron en el mejor grupo de oposición al régimen y fueron los canalizadores del gran descontento social.

La Iglesia Católica, a raíz del fuerte impacto del Concilio del Vaticano II, llevó a cabo una importante actividad de organización, sobre todo en los trabajadores del campo, creando la Federación Cristiana de Campesinos Salvadoreños (FECCAS). En 1969, esta organización contaba con unas 20 ligas, de unos 500 miembros cada una, y entró cada vez más en una dinámica que la aproximaba a las luchas de otros sectores (obreros, maestros,...) de oposición al régimen.
Por estos años, la administración de EE.UU., a través del Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (IADSL), comienza a organizar, en clara oposición a la actividad de la FECCAS, a grupos de campesinos, fundando en 1969 la Unión Comunal Salvadoreña (UCS). Pero gracias a la pujanza del movimiento reivindicativo esta organización escapará de las influencias de los EE.UU., incorporándose a las manifestaciones populares de masas.

La década de los 70 comienza con las primeras acciones armadas de las organizaciones revolucionarias, con un proceso de organización que lleva, a partir de 1974 y 1975, a dar el protagonismo a las organizaciones populares Frente de acción Popular Unificada (FAPU) y Bloque Popular Revolucionario (BPR), dos de las organizaciones populares de masas más importantes de toda la historia de El Salvador. Su desarrollo e influencia se extiende cada vez más, dando por primera vez un protagonismo a los sectores populares que asusta hasta el límite a la clase dominante. Desde mediados de los setenta, hasta la insurrección del 81, las luchas populares adquieren cada vez más un carácter político y confrontativo, reclamando la participación de los marginados. El perfil reivindicativo sindical pasa a un segundo plano. Las propias organizaciones sindicales y campesinas pasan a incorporarse a los frentes FAPU y BRP, en una reivindicación global.

En 1973, a partir de una escisión de los sindicatos controlados por el gobierno, se organizó la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS), surgida por la contradicción entre los intereses de los trabajadores y el sindicalismo bajo control patronal, pronto pasa a constituirse en un referente fundamental del sindicalismo de izquierdas, siendo desde 1975 una de las principales organizaciones fuera del control de la patronal y agrupando, durante los años de gobierno de Duarte, a alguno de los principales sindicatos de la oposición.

2.3. LA GUERRA CIVIL

En 1984, tras los años de la represión y el inicio de la guerra civil, se reactiva el movimiento reivindicativo de los trabajadores con diversas huelgas en los servicios públicos, banca y otras ramas. Diversos sectores, vinculados a la Democracia Cristiana, participan en un proceso reivindicativo y organizativo que va a recomponer el mapa sindical del país en poco tiempo. Los sectores más progresistas entran también en un proceso de desarrollo organizativo que constituye todo un entramado orgánico entre los trabajadores del campo y los urbanos. El IADSL sigue intentando dividir y cambiar la orientación del movimiento obrero salvadoreño, diversas organizaciones, campesinas, obreras, cooperativas, etc..., son creadas y financiadas por el Instituto como refuerzo de masas al proyecto contrainsurgente que estaba intentando aplicar la Democracia Cristiana de José Napoleón Duarte. La Unidad Popular Democrática (UDP), que en 1982, disueltos por la represión el FAPU y el BPR, era la organización sindical urbana y rural mayor del país y columna vertebral del apoyo social del PDC, a partir de 1984 comienza a distanciarse del gobierno ante las dificultades puestas por la oligarquía y su ejército a los elementos reformistas del plan contrainsurgente terminando, en 1986, por incorporarse a la fundación de la Unión Nacional de Trabajadores Salvadoreños (UNTS). La UNTS se organizó a partir de la Confederación de Organizaciones Cooperativas de El Salvador (COACES), constituida en marzo del 84, del Sindicato del Ministerio de Hacienda (AGEMHA), del Coomit y Primero de Mayo, que agrupan las principales centrales sindicales de izquierda y de la Central de Trabajadores Salvadoreños, de orientación socialcristiana y afiliada a la CLAT/CMT.

El 21 de febrero de 1986 la UNTS organizó la mayor manifestación callejera desde enero de 1980, con casi 80.000 manifestantes. Fuera del marco unitario de la UNTS solo quedaba la Unión Nacional Obrera y Campesina (UNOC), apoyo sindical de las reformas de Duarte, constituida por la UCS, las cooperativas de la reforma agraria y la otra central afiliada a la CLAT, la Confederación General de Trabajadores (CGT). Las presiones sobre el grupo sindical de orientación social-cristiana fueron muy fuertes para que rompiera el marco unitario de la UNTS. La CTS y la UPD abandonan la UNTS, entrando en un proceso de decadencia de su influencia social.

La recuperación del control del gobierno por parte de la oligarquía en 1989, impuso una orientación neoliberal y antiobrera a la política oficial y de regresión sobre las reformas parciales implementadas por la Democracia Cristiana. Esta situación facilitó el acercamiento entre las dos grandes agrupaciones de organizaciones sindicales y cooperativas, la UNTS y la UNOC, que comenzaron en estos años a plantear de forma unitaria la necesidad de enfrentarse a las contrarreformas de ARENA, instaurando un marco de negociación global. De esta forma ambas organizaciones recogían las demandas de democracia y de justicia social de la mayor parte de la población y establecían las condiciones unitarias que llevaron a la constitución en 1991 de la Intergremial de Trabajadores Salvadoreños.

La constitución de la Intergremial representó un importantísimo avance hacia la consolidación del movimiento sindical y popular salvadoreño como interlocutor cualificado, tanto del gobierno como de la empresa privada. En los años 90 la Intergremial estaba constituida por cinco grandes organizaciones: La Unión Nacional Obrero Campesina (UNOC), la Unidad de Trabajadores Salvadoreños (UNTS), la Central de Trabajadores Salvadoreños (CTS), además, la Alianza Democrática Campesina (ADC) está vinculada a la Intergremial a través de sus organizaciones campesinas afiliadas a la vez a la UNTS o a la UNOC.

Un breve perfil dentro de estas organizaciones nos muestra un panorama diverso dentro del movimiento popular. La UNOC es una organización de sindicatos de orientación social-cristiana formada en 1986 para apoyar el proceso de reformas contenidas dentro de la estrategia contrainsurgente de USA en El Salvador, la cual fue implementada a través del gobierno de José Napoleón Duarte. La UNOC está integrada por las siguientes organizaciones que se dividen ideológicamente por estar orientadas hacia la ORIT o hacia el IADSL:

-Unión Comunal Salvadoreña (UCS), creada en 1969 bajo los auspicios norteamericanos como alternativa a las organizaciones campesinas de izquierda.
-La Central de Trabajadores Democráticos (CTD) afiliada a la CIOSL/ORIT.
-El Sindicato Unido de Trabajadores de la Construcción (SUTC), mayoritario en el sector.
-La organización de Sindicatos Independientes y Libres Salvadoreños (OSILS), estrechamente vinculado al Instituto Americano para el Desarrollo del Sindicalismo Libre (IADSL/AFL-CIO).
-La Asociación de Cooperativas de Producción Agropecuaria (ACOPAI) vinculada al IADSL.

En su conjunto las organizaciones de la UNOC aglutinan a unos 70.000 afiliados del área urbana y rural, las cuales en su mayoría continúan siendo la base popular del Partido Demócrata Cristiano.La UNTS fue constituida en 1986 en el momento de mayor impacto social de la política económica de estabilización del gobierno de la Democracia Cristiana. La aplicación de un programa de Emergencia económica en enero de 1986 desató una fuerte movilización popular que desembocó en la decisión de unificar bajo un mismo organismo (la UNTS) a un conjunto heterogéneo de agrupaciones populares. Un proceso posterior de decantación dejó bajo la UNTS únicamente a las organizaciones más progresistas, muchas de ellas con fuertes vínculos con la estructura de la izquierda salvadoreña. La UNTS llegó a estar compuesta por unas 276 organizaciones que, en su conjunto, movilizan a casi 300.000 personas. Entre las principales organizaciones que conforman la UNTS se encuentran las siguientes:

-La Asociación Nacional Campesina (ANC).
-La Asociación Nacional de Trabajadores Agropecuarios (ANTA).
-La Confederación de Asociaciones Cooperativas de El Salvador (COADES). Sin duda la organización con mayor base social de la UNTS a la cual se afilió también la Federación de Cooperativas de la Reforma Agraria (FESACORA) anteriormente vinculada a la UNOC.
-El Comité Coordinador de Trabajadores Estatales y Municipales (CCTEM), que incluye entre otras a la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños (ANDES 21 de junio) y al Sindicato de Trabajadores del Instituto salvadoreño del Seguro Social (STISSS).
- La Federación Unitaria Sindical Salvadoreña (FUSS).
-La Federación de Sindicatos de Trabajadores Salvadoreños (FESTRAS).
_Algunos de los sindicatos de la Federación de Asociaciones y Sindicatos Independientes de El Salvador (FEASIES).
-La Federación de Sindicatos de la Industria de la Construcción, similares, transportes y otras actividades (FESTIAVTCES).
-La Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS), la m s importante organización de trabajadores industriales del sector privado afiliada recientemente a la CIOSL/ORIT.
-El Comité de Despedidos y Desempleados de El Salvador (CODIDES).
-La Asociación Nacional de Indígenas Salvadoreños (ANIS).
-El Comité Cristiano Pro-desplazados (CRIPDES).
-La Unidad Nacional de Desplazados de El Salvador /UNADES).
-El Comité de Madres y familiares presos, asesinados y desaparecidos políticos (FECMAFAN).
-La Unidad Universitaria, que agrupa a las organizaciones de docentes, trabajadores y estudiantes de la Universidad Nacional de El Salvador.

La CTS es una central sindical formada principalmente por asociaciones sindicales de trabajadores del sector público e instituciones autónomas. Estaba afiliada a la CLAT y fue una de las organizaciones laborales que fundaron la UNTS en 1986, lo cual le valió la expulsión de la regional de la CMT. Posteriormente, debido a presiones de EE.UU. y de la Democracia Cristiana salvadoreña, abandona la UNTS y se adscribe formalmente a la UNOC, aunque mantiene posiciones independientes. Su Secretario General es diputado del PDC.

La AGEPYM aglutina a la mayor parte de empleados que trabajan dentro de los ministerios del sector público y de las alcaldías municipales del país. Tiene una orientación gremialista y reivindicativa.

La CGT, afiliada a la CLAT, mantuvo durante toda la guerra posiciones favorables al gobierno y a las Fuerzas Armadas. Es la organización tradicionalmente asignada por el gobierno para "representar" a los trabajadores en eventos internacionales como la Asamblea General de la OIT y otros. Formó parte de la Intergremial, lo cual refuerza el carácter unitario de ésta.

La ADC es una convergencia de las principales organizaciones campesinas cuyo factor aglutinante es la defensa del proyecto original de Reforma Agraria. Surge en octubre de 1989 en respuesta a los intentos del gobierno de ARENA de revertir el proceso de reforma agraria mediante el desmantelamiento de cooperativas y la parcelación de las grandes haciendas expropiadas. Desde el punto de vista de las distintas corrientes de pensamiento que confluyen en la ADC, se aprecia que esta alianza cubre un amplio espectro de las tendencias socio-políticas:

-Unión Comunal Salvadoreña (UCS) y la Asociación de Cooperativas de Producción Agropecuaria Integradas (ACOPAI), miembros de la UNOC.
-La Unión Nacional Campesina (UNC) y la Confederación de Asociaciones Cooperativas de El Salvador (COACES), miembro de la UNTS.

Un variado sector de organizaciones que en el pasado pudieron estar cercanas a la Democracia Cristiana o fueron impulsadas por la AID o el IADSL, y que en la actualidad mantienen posiciones intermedias o independientes entre las dos corrientes anteriores. En total, la ADC agrupa a 23 organizaciones campesinas, de distinta importancia pero, sin lugar a dudas, las más representativas del país.

Fuente: http://www.ecumenico.org/imprimir.php/350

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